viernes

Vitus

Vitus
Suiza - 2006
Dirigida por Fredi Murer
Con Fabrizio Borsani, Teo Gheorghiu, Julika Jenkins, Urs Jucker, Bruno Ganz y otros


Vitus se inscribe en la línea de películas llamadas "pequeñas" porque conmueven al espectador con una apuesta sencilla en apariencia: un sólido guión más complejo de lo que aparenta ser y unas actuaciones que están en función de la narración, sin ningún tipo de excesos; ajustadas y precisas. En este caso, Fredi Murer pone en escena una película que en la superficie expone la vida de un niño prodigio que da sobradas muestras de poder realizar cualquier tipo de proeza intelectual, de no tener más que resolver desafíos y sorprender a todo aquel que se cruza con su conocimiento. Sin embargo, y aquí radica la mayor riqueza de la película, Murer no se queda allí y va a por más: teje una trama profunda de ambiciones e intereses ajenos al talentoso prodigio, comenzando por los padres del niño. Como un cristal facetado, la relación de Vitus con el abuelo, el fabuloso Bruno Ganz; sus afinidades y reticencias con eventuales maestros; el supuesto bien que sus otros le ofrecen al proyectar un futuro ambicioso; las ansiedades puestas sobre el cuerpo de ese pequeño hacen que, agotado de tanta cosa extra, fantasee con algo del orden de la normalidad. La película retoma estructuralmente (adrede o no) un clásico relato infantil: Pinocchio. Si la creación de Gepeto es un muñeco de madera que habla, piensa y siente como un niño y aspira a la "normalidad" de la carne, Vitus es otro modo de metaforizar sobre el peso de la diferencia, de ser único, del prodigio, del deseo del sujeto contrapuesto al bienestar que los demás planean por él. A diferencia de Pinocchio, donde hay una intervención tan o más extraordinaria puesta en el cuerpo de un hada, Vitus comprende que el único modo de salirse de ese lugar asfixiante de Lo Extraordinario es dejar caer lo que, por otra parte, tantas satisfacciones le da: la música. Y emprende el camino en solitario, en silencio, a pesar de sus padres y la insistencia en la recuperación del genio. Genio que le permite al niño engañar a los demás, hacerles creer que lo esencial se ha perdido como por arte de magia. Vitus es una conmovedora parábola, una fábula moderna. Y más compleja que las clásicas, porque no median animales, sólo seres humanos con sus riquezas y miserias, con un resultado tan conmovedor como agradable.

lunes

Ratatouille

Ratatouille
Estados Unidos - 2007
Dirigida por Brad Bird
Voces de Patton Oswalt, Ian Holm, Lou Romano, Brian Dennehy, Peter O'Toole y otros.


No la tenía fácil la rata Remy: Ratatouille era, ni más ni menos, que la película de la Disney que iba a buscar posicionar a semejante bicho en lo más alto de los charts de la simpatía y la devoción cinematográfica, cosa con la que la misma película se permite bromear cuando su peludo protagonista reflexiona, junto a uno de sus congéneres, acerca del asco que le producen a los humanos. Pero no era ése el único estigma: Remy es el primer roedor que le disputa la fama al ícono de la famosa productora fundada por el criogenizado Walt, el ...completar con lo que desee... Mickey Mouse; el dibujo animado más famoso de la productora, que nunca tuvo un protagónico en un largometraje destinado a las salas de cine -aunque sí especiales televisivos- fuera de sus apariciones en Fantasía y Fantasía/2000, donde fue más invitado de lujo que otra cosa. Y otro, más laxo: tenía que revertir el cuasi-fracaso (en cuanto a permanencia en el recuerdo colectivo de los espectadores, sobre todo los más pequeños) de Stuart Little, el último ratón activo en las pantallas cinematográficas. Y otro, más rebuscado pero no por eso menos válido: enfrentarse con el recuerdo, en los adultos, de Ben, la rata asesina, la más destacada presencia roedora del séptimo arte... hasta esta película. Porque Remy no sólo sale airoso de todos los desafíos extra-fílmicos sino que genera tan afinidad en los espectadores que es un personaje candidato a quedar en el recuerdo del público por mucho tiempo. Y por si eso fuera poco, cinematográficamente hablando, está soberanemente bien filmada. Y tiene un guión tan clásico como preciso y efectivo, tan novedoso en su propio lugar común. Y uno ve una película "de verdad" y no "una más de dibujitos". No es aventurado apostar a que si no el más alto, Ratatouille será al menos uno de los puntos cumbre de la alianza Disney-Pixar, homologables a La bella y la bestia ó El Rey León, para la primera; y a la saga Toy Story del estudio que cambió el modo de filmar películas de animación. Y me detengo un instante en esto último: Pixar incursionó en otro modo de hacer cine de animación para niños, más allá de/amparado en la novedad de la técnica y la renovación de la imagen clásica de la animación en cine: incluyó a los adultos con giros del guión, chistes solapados, sobreentendidos y otros artilugios que hicieron que los padres disfruten de la película y no sólo del hecho de llevar a sus hijos al cine. Esa innovación, más una evidente inyección de muchos millones, hicieron que le doblara la muñeca al impero Disney, amo y señor de las salas de cine, incluyendo la propia, en las vacaciones de invierno de mi generación y de algunas tantas otras más.

Hay una escena que resume lo mejor de la película: aquella de la persecución por la ribera parisina en la que Skinner, el chef a punto de heredar el restaurante Gusteau, trata de dar con Remy. Nuestro roedor héroe escapa con la carta en la que la madre de Linguini (el lavaplatos-marioneta de la gastronómica rata) confiesa que el padre de ese flacucho con poco futuro es el propio Auguste Gusteau, que en paz descanse. Tiene un vértigo que remite a esa otra maravillosa escena de persecución que William Friedkin plasmó en Contacto en Francia. Esa reminiscencia y que el final de la escena sea la cara de Skinner a medias tapada por el agua del Sena alla Robert-de-Niro-en-Cabo-de-miedo, no es más que la señal, el guiño que permite tomarse la licencia de afirmar que Ratatouille es una perla más del -no tan largo- collar de joyas del cine.