Ratatouille
Ratatouille
Estados Unidos - 2007
Dirigida por Brad Bird
Voces de Patton Oswalt, Ian Holm, Lou Romano, Brian Dennehy, Peter O'Toole y otros.
No la tenía fácil la rata Remy: Ratatouille era, ni más ni menos, que la película de la Disney que iba a buscar posicionar a semejante bicho en lo más alto de los charts de la simpatía y la devoción cinematográfica, cosa con la que la misma película se permite bromear cuando su peludo protagonista reflexiona, junto a uno de sus congéneres, acerca del asco que le producen a los humanos. Pero no era ése el único estigma: Remy es el primer roedor que le disputa la fama al ícono de la famosa productora fundada por el criogenizado Walt, el ...completar con lo que desee... Mickey Mouse; el dibujo animado más famoso de la productora, que nunca tuvo un protagónico en un largometraje destinado a las salas de cine -aunque sí especiales televisivos- fuera de sus apariciones en Fantasía y Fantasía/2000, donde fue más invitado de lujo que otra cosa. Y otro, más laxo: tenía que revertir el cuasi-fracaso (en cuanto a permanencia en el recuerdo colectivo de los espectadores, sobre todo los más pequeños) de Stuart Little, el último ratón activo en las pantallas cinematográficas. Y otro, más rebuscado pero no por eso menos válido: enfrentarse con el recuerdo, en los adultos, de Ben, la rata asesina, la más destacada presencia roedora del séptimo arte... hasta esta película. Porque Remy no sólo sale airoso de todos los desafíos extra-fílmicos sino que genera tan afinidad en los espectadores que es un personaje candidato a quedar en el recuerdo del público por mucho tiempo. Y por si eso fuera poco, cinematográficamente hablando, está soberanemente bien filmada. Y tiene un guión tan clásico como preciso y efectivo, tan novedoso en su propio lugar común. Y uno ve una película "de verdad" y no "una más de dibujitos". No es aventurado apostar a que si no el más alto, Ratatouille será al menos uno de los puntos cumbre de la alianza Disney-Pixar, homologables a La bella y la bestia ó El Rey León, para la primera; y a la saga Toy Story del estudio que cambió el modo de filmar películas de animación. Y me detengo un instante en esto último: Pixar incursionó en otro modo de hacer cine de animación para niños, más allá de/amparado en la novedad de la técnica y la renovación de la imagen clásica de la animación en cine: incluyó a los adultos con giros del guión, chistes solapados, sobreentendidos y otros artilugios que hicieron que los padres disfruten de la película y no sólo del hecho de llevar a sus hijos al cine. Esa innovación, más una evidente inyección de muchos millones, hicieron que le doblara la muñeca al impero Disney, amo y señor de las salas de cine, incluyendo la propia, en las vacaciones de invierno de mi generación y de algunas tantas otras más.
Hay una escena que resume lo mejor de la película: aquella de la persecución por la ribera parisina en la que Skinner, el chef a punto de heredar el restaurante Gusteau, trata de dar con Remy. Nuestro roedor héroe escapa con la carta en la que la madre de Linguini (el lavaplatos-marioneta de la gastronómica rata) confiesa que el padre de ese flacucho con poco futuro es el propio Auguste Gusteau, que en paz descanse. Tiene un vértigo que remite a esa otra maravillosa escena de persecución que William Friedkin plasmó en Contacto en Francia. Esa reminiscencia y que el final de la escena sea la cara de Skinner a medias tapada por el agua del Sena alla Robert-de-Niro-en-Cabo-de-miedo, no es más que la señal, el guiño que permite tomarse la licencia de afirmar que Ratatouille es una perla más del -no tan largo- collar de joyas del cine.