jueves

El último rey de Escocia

The Last King of Scotland
2006
Reino Unido
Dirigida por Kevin Mcdonald
Con Forest Whitaker, James McAvoy, Kerry Washington, Gillian Anderson y otros.


Si algo totalmente ajeno a mí, durante mi temprana adolescencia, metía miedo en la sangre era saber que en el mundo vivía Idi Amin Dada. Forest Withaker es el inmenso actor -en el más amplio sentido del término- que se carga sobre la espalda la responsabilidad de encarnar, sin excesos ni macchieta, al responsable del exterminio de 300.000 ugandeses entre otras tantas cosas. El último rey de Escocia es la narración del comienzo de la acumulación de poder en manos de Idi Amin vista desde los ojos extranjeros y británicos del Dr. Garrigan quien, gracias a un cruce casual con el presidente africano en una muy tensa situación, se convierte en su médico personal y principal consejero y confesor. La película describe un trayecto en el tiempo en la cual la crueldad y la paranoia; la reflexión y el cariño; el exterminio y la propaganda se desarrollan en un espiral incesante. Más metafóricamente, el médico británico representa a Inglaterra, cuyo estado apoyó el asalto al poder de Idi Amin: a medida que transcurre el tiempo el protegido se va revelando como un tirano despiadado, como si su carácter y su esencia fueran apareciendo de a poco, acentuándose cada vez más. Inglaterra se desencantó del presidente de facto ugandés, como el médico con su paciente, el confesor con su protegido.

El último rey de Escocia es una película inteligente, dura, despiadada, compasiva. El factor Withaker, en su monumental su actuación, va dejando a nuestra vista el monstruo escondido tras la máscara de un hombre que llega al poder con el apoyo de la inmensa mayoría de su pueblo; un hombre aclamado y venerado. Y luego defenestrado y humillado como cualquier tirano caído en desgracia. Pero no se agota ahí el interés de esta película. Propone una perspectiva más íntima e intimista del dictador ugandés y expone un amplio horizonte de matices: un hombre cruel no es cruel a tiempo completo; lo que da lugar a presenciar las debilidades de quien siempre es visto como férreo, y lo extremada y sorprendentemente férreo puede ser quien ha dado muestra de su debilidad que, imaginario popular, es un equivalente a los dones de la humanidad. Pero atentos: El último rey de Escocia también es un oportuno "recordatorio" del status quo de Occidente sobre lo despiadado que puede llegar a ser un musulmán en el poder.

martes

Más extraño que la ficción

Stranger Than Fiction
2006
EE. UU.
Dirigida por Marc Forster
Con Will Ferrell, Queen Latifah, Maggie Gyllenhaal, Emma Thompson, Dustin Hoffman y otros.


Yo te avisé: es imposible hablar de esta película sin hacer referencia a su final.

Harold Crick se presenta al espectador como un mamushka narrativa: es un personaje que, a su vez, es el personaje central de una novela que, maravillas de lo inexplicable, vive (por llamar de algún modo a su hiperarmada y repetitiva rutina) en la misma ciudad que la escritora que lo creó: la ficción toma consistencia al punto de ser cuerpo. El personaje escucha una voz femenina en su interior, voz que lo narra y que le resulta tan natural como ajena; una voz que toma forma a partir de un reportaje televisivo en el que la mentada escritora cuenta algo sobre sí y su literatura: su principal gancho de ventas consiste en matar, sin excepción, a los personajes que crea. Es entonces cuando la película se arma y, con una sutil inteligencia, un fino humor y un guión sólido, construye la búsqueda que el personaje hace de su creadora. Una versión simpática, confortable y aggiornada a las particularidades de la vida moderna de la búsqueda frankensteiniana del creador, tan profunda como la novela de Mary Shelley por debajo de su pátina de comedia.

Harold Crick no se contenta con encontrar a la escritora: quiere influir sobre ella, hacer que cambie de decisión. Y es tal la conmoción que lleva consigo el descubrimiento de ser personaje y ser mortal a voluntad de un otro (a quien ni siquiera podría castigarse como asesino, ya que desde la perspectiva del narrador todo ocurre en el campo ficcional) que esa aburrida y rutinaria forma de ser a través del tiempo, se ve trocada, amor incluido. El encuentro entre el personaje y su creadora deja al descubierto que ese hombre que atraviesa la puerta es idéntico al imaginado y que su destino trágico está en manos de esa mujer que se sobresalta al verlo y reconocerlo. El absurdo planteado así necesita una explicación lógica: el personaje lee la novela que protagoniza y encuentra su vida en palabras y entiende, finalmente, la necesariedad de su muerte; el fin -indeseado- neceario para cumplir con una obra de bien; un acto fuera de control, un hacer sin pensar no instintivo; un deber. Sin embargo, en las últimas secuencias, Más extraño que la ficción gira hacia un happy end típico y tranquilizador, en el cual la escritora sacrifica la fórmula de su éxito y que hace que el conjunto narrativo comandado por Marc Forster pierda su potencia cuestionadora. Y la película pierde la precisión en el último tiro: ese incómodo y necesario fin de un héroe, el que lo erige en tal: toma lo que se espera ya no de la escritora de la ficción sino del director de la realidad hollywoodense y de su industria que debe acompañar, con tretas y cambios forzados, la supuesta felicidad que los guardianes del norte necesitan transmitir como sociedad.

Los Simpson

The Simpsons Movie
2007
EE.UU.
Dirigida por David Silverman
Con Dan Castellaneta, Julie Kavner, Nancy Cartwright, Yeardley Smith, Harry Shearer y otros.


Una de las películas más esperadas. Adjetivo que debe ser leído en el más amplio sentido. Porque no sólo responde al fenónemo comercial de los 18 años ininterrumpidos de la serie en la tevé y, por ende, al salto a la pantalla grande, a la liga mayor, a ese lenguaje visual que es considerado el séptimo arte, mote al que no accede la televisión; sino que precisamente lo que hace el espectador potencial es esperar más de lo mismo: una sopresa dentro de una lógica descalabrada, un humor ácido que siga en la huella de lo ya transitado. La película de Los Simpson cumple ampliamente con esas expectativas aunque sin introducir ninguna novedad respecto de lo que es posible ver en la maravilla catódica.

Con la eficacia de costumbre, la ineptitud de Homero y sus acostombradas trapisondas, sumadas a la adopción de un cerdo como mascota, ponen a Springfield al borde del colapso ecológico y desata la hecatombe. Ese es el marco, esa ciudad típica de típicos habitantes que, sin embargo, se ve envuelta en algo rayano a la más alocada ciencia ficción pero siempre incisivos con la realidad. Los puntos más altos son aquellos en los que esa realidad lisa y llana aparece trastocada por la influencia mágica de los personajes amarillos, llegando a convertir en un código de pertenencia la irreverente aliteración de la canción del Hombre Araña ("Puerco araña, puerco araña...") y el futuro cambio del porcino en cuestión a un look Harry Potter, es decir, golpes no tan fuertes como molestos para las sagas fílmicas de los competridores directos al momento de su estreno. En síntesis: quien disfruta de los 20 minutos diarios de los amarillos sprigfieldianos, se dará una tremenda panzada de una hora y media ininterrumpida.