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Sophie Scholl - Los últimos 7 días

Sophie Scholl - Die letzten Tage
Alemania
2005
Dirigida por Marc Rothemund
Con Julia Jentsch, Fabian Hinrichs, Gerald Alexander Held, Johanna Gastdorf y otros.

Advertencia: estas palabras contienen el final de la película. Gracias que te avisé...

Cuando era un niño, me la pasé viendo películas sobre la Segunda Guerra Mundial. Incluso, una de las primeras películas que vi en un cine de Capital fue La Batalla de Midway (Jack Smight, 1976), filme que presentaba la novedad del sensurround que yo me había perdido por no llegar a los 13 años de edad mínima requerida al momento del estreno de Terremoto (Mark Robson, 1974). Me detengo un instante en estas dos últimas, asombrado por una revelación que quizás envuelva a la mismísma concepción de esta opinión sobre Sophie Scholl: los elencos de ambas películas estaban encabezados por Charlton Heston. Y era un héroe. Quería tener su peinado en la piel de Marco Antonio, quería manejar carros romanos con la destreza que él lo hacía en Ben-Hur (William Wyler, 1959), quería ser yo quien escapase del horror animal del que huyó en El planeta de los Simios (Franklin Schaffner, 1968). La vida me hizo un poco más bolchevique y un día llegó Michael Moore y me trajo a aquel héroe convertido en un abominable fascista. Y me decepcioné...

Lo mismo me pasó con esta película. La primer decepción fue su género. Mi amada me había dicho comedia, así que cuando ví la esvástica me hice la pregunta más intelectual que pude: "¿De cuál estará más cerca? ¿De Ser o No Ser (Ernst Lubitsch, 1942) o de La vida es bella (Roberto Benigni, 1997)?". Pero la caja del DVD insistía en que era un drama. La segunda decepción fue al leer el subtítulo de la película: "Los últimos 7 días". Si bien ya no esperaba ver otra cosa que a Sophie ajusticiada, tampoco tenían por qué romperme la ilusión de un posible final hollywoodense donde los nazis son abatidos en el momento en que están por degollar a la heroína. Pero no quería perder por desasosiego y si muchas críticas habían sido buenas, entonces nada mejor que prepararme para ver un drama alemán sobre los nazis. Y llegó la tercera decepción: no iba a ver el par cinematográfico de la novela El lector (Bernhard Schlink, 2003). Sólo un dramón con ínfulas de película política, la canonización de una mártir que nadie conoce, una heredera pobre del spielberguiano Schindler. Sophie Scholl tiene todas las características de un personaje políticamente correcto contemporáneo: es solidaria, valiente, un poco inconsciente, astuta, un touch ingenua y, por sobre todas las cosas, es mujer. Otra hubiera sido la historia contada desde su hermano. Una más del montón de historias que uno se puede imaginar en la Alemania nazi. Una un poco menos edulcorada, más comprometida, menos panfletaria del buen pensar: ese mecanismo moderno de inventar santos para hacer evidente al demonio.